jueves, 9 de febrero de 2012

INTERVENCIÓN EN UN CALL CENTER, CENTRADA EN FACTORES PSICOSOCIALES

En el mes de Mayo del año pasado recibimos la visita del Profesor François Daniellou, uno de los principales referentes de la Ergonomía en Francia y en el mundo. Durante su conferencia, compartió su mirada sobre el rol del ergónomo frente un contexto de crisis.

En este tipo de situaciones, las condiciones de trabajo se precarizan, debido a una realidad social y económica con alto nivel de desempleo e inestabilidad, con una flexibilización laboral creciente y con mayores presiones para alcanzar rentabilidad.

Según Daniellou, los factores psicosociales parecen transformarse en una de las principales consecuencias de este contexto tan vulnerable, y estos problemas aparecen como una “nube toxica” que cubre los puestos en diferentes industrias, manifestándose en trastornos físicos o en la sola percepción por parte del trabajador de desborde o abatimiento frente al trabajo.

La percepción de los trabajadores respecto a su malestar se encuentra íntimamente ligada al estrés, burnout ó a una organización del trabajo deficiente donde lo que preocupa al trabajador es la inestabilidad, la presión, o la carga mental o emocional que le implica la tarea.

ERGONOMÍA COGNITIVA

¿Como podemos observar estos factores “mentales” en un puesto de trabajo? Muchas veces se manifiestan como trastornos músculo-esqueléticos, lumbalgias, problemas auditivos, y otras como altos niveles de ausentismo, rotación o conflicto sindical.

A menudo quienes buscan mejorar las condiciones de trabajo para aumentar la productividad o el estado de salud, piensan que los orígenes de estas consecuencias, para el trabajador y para la productividad, se encuentran ligados a un aspecto principalmente de postura, o de ritmo, como si esto no tuviese nada que ver con lo “mental”.

Los factores psicosociales o de evaluación de la carga mental de un puesto, aparecen entonces como un factor completamente secundario, desconectado de las condiciones y medio ambiente de trabajo y de la evaluación del puesto, asociado a la psicopatología del trabajo. Se espera que estas situaciones sean evaluadas por psicólogos que nada entienden de la tarea y no por los especialistas en el trabajo.

Como ergónomos, es indispensable escuchar sin desestimar nada de lo que nos digan, o veamos en los trabajadores. Y si lo que aparece recurrentemente son cuestiones ligadas a la pérdida del empleo, la convivencia en el equipo, la presión, el jefe, o el cansancio mental que le genera el trabajo, considerar estos factores a la hora de analizar la actividad es clave. Esto permite contextualizar sin generar “patologizaciones” individuales. Las mismas estigmatizan a las personas y no resuelven los problemas.

En ergonomía hay muchos grupos de investigadores y profesionales dedicados a estudiar los aspectos ligados a lo mental o a lo psicosocial en pos de la mejora de las condiciones de trabajo: La ergonomía cognitiva se focaliza en las cuestiones de percepción de una situación de trabajo, la evaluación del riesgo, el error humano y la toma de decisiones, entre otros temas; la psicodinámica del trabajo analiza los aspectos mas subjetivos, el sufrimiento en el trabajo. Muchos desarrollos han engendrado nociones como carga mental, burnout o estrés intentando nombrar algo de lo que los propios trabajadores relataban.
La intervención
Nos gustaría compartir con ustedes una intervención que hemos llevado adelante como ergónomos en un call center o centro de atención telefónica donde hemos analizado los aspectos psicosociales para llevar adelante una transformación del puesto. La demanda llego de la dirección del call center. Según ellos, cambiando los muebles, la organización del trabajo o los aspectos técnicos en la forma de trabajar bastaría para mejorar la calidad del servicio, reducir los ausentismos y la rotación de personal.
A pesar de haber modificado el sistema, la disposición espacial y los roles del jefe, los trabajadores presentaban un creciente nivel de dificultades para realizar sus tareas y por lo tanto no tardaban en renunciar o empezar a ausentarse.
Un buen diagnóstico y el análisis de la actividad son indispensables para parametrizar indicadores que nos permitan evaluar la evolución de estos factores psicosociales.
El call center brindaba servicios en un Organismo Público Provincial. Los operadores telefónicos eran contratados como pasantes, a través de una Universidad, donde se estudiaba carreras relacionadas con las temáticas habituales de las consultas. .
Al hacer las observaciones, notamos cuestiones del ambiente físico que funcionaban claramente como dificultosas, como un alto nivel de ruido ambiente a raíz de techos altos y grandes ventanales a la calle, auriculares en los que no siempre se escuchaba bien, luminosidad defectuosa según el box en el cual estuviese cada operador, entre otras. Evaluamos también aspectos ligados a la calidad de atención que se brindaba a los ciudadanos que se comunicaban con este centro de atención telefónica y los aspectos ligados a la organización del trabajo y al control que ejercían los supervisores a través de escuchas.
Compartimos días con los operadores y los supervisores entendiendo su trabajo y escuchando sus dificultades.
Los niveles de satisfacción de los usuarios, que se medía a través de una encuesta al finalizar el contacto, era elevado. A pesar de las deficiencias del espacio físico, que se había mejorado poco a poco a partir de nuestro relevamiento, no era esto lo que preocupaba a los supervisores ni a los operadores. Lo que ellos manifestaban era una particular dificultad para manejarse con cierto tipo de usuarios, a veces agresivos, a veces ancianos, y aunque a nivel técnico ellos sabían la respuesta que tenían que dar, la principal problemática estaba en cómo hacer llegar el mensaje que debían transmitir sin desalentarse ni angustiarse ante la soledad de la tarea, el ritmo de las llamadas y la necesidad de adaptarse a la persona que los contactaba con quien ni siquiera podían establecer un contacto visual.
Lo que más sufrimiento generaba en los  operadores no eran necesariamente lumbalgias por la posición en la silla, o problemas de audición ni de garganta por tener que hablar fuerte por los ruidos del ambiente, sino el malestar que se producía por no estar cara a cara con el usuario y, puertas adentro, la dificultad para establecer una relación fluída con sus pares y superiores debido a la organización del trabajo. Algunos operadores se sentían muy solos ante al trabajo altamente tensionante  de contacto con el usuario. El motivo de renuncia más frecuente era el desgaste frente a la llamadas con agresiones de parte de los usuarios o  el desgaste debido a la falta de apoyo por parte del supervisor y pares.
A  partir su inquietud, formulamos la hipótesis de que brindando a los operadores estrategias de afrontamiento,  mejoraría su modo de atender, redundando en una mejor calidad de atención y en una mayor satisfacción frente a su tarea.
Organizamos una serie de talleres donde ellos compartían experiencias y estrategias a la hora de enfrentar ciudadanos enojados, inquietos o mayores que tardaban mucho en explicar qué necesitaban.
Se dieron los talleres en grupos de  veinte a veinticinco personas, con los ciento cincuenta operadores que estaban trabajando en ese momento.  Estos encuentros no solo funcionaron como entrenamiento en habilidades comunicacionales sino también como espacio de encuentro entre ellos. La tarea solitaria y la corta duración de su jornada laboral no siempre les permitía conocerse y compartir sus experiencias.
Organizamos, a su vez, un grupo de trabajo con los supervisores para definir ciertos criterios a la hora de dar apoyo tanto técnico e información, aliento, apoyo y soporte a los operadores.
Lo logrado
Al medir el efecto de estos talleres notamos como principal modificación la mejora de los indicadores de las encuestas de clima, la reducción de ausentismos y de renuncias, particularmente en las primeras semanas de trabajo donde el índice era muy elevado. Organizamos estos talleres también con los nuevos pasantes, compartiendo experiencias y estrategias de los operadores experimentados.
Estos encuentros aumentaron el nivel de cohesión grupal, según lo que declaraban los propios trabajadores, la calidad del servicio y los indicadores de efectividad.
Descubrimos que trabajar sobre los factores psicosociales no es un lujo para unas pocas organizaciones. Buscar modificar los elementos cognitivos o emocionales de un puesto no es un factor secundario a ubicar en el ultimo ítem de un plan de trabajo para mejorar las consecuencias dentro de un grupo. Tener en cuenta los factores psicosociales se trata de escuchar, ver y preguntar sobre sus preocupaciones sin limitarnos a dolores físicos. Incluir estas variables en el análisis de la actividad nos permitirá parametrizar indicadores de mejora en este proceso. Postergar el análisis de esta serie de factores puede generar que inversiones y gastos elevados no brinden más que soluciones limitadas a los problemas de un equipo de trabajo.

Articulo desde la Asociación de Ergonomía Argentina

GrupoArtema: Soluciones y compromiso para el desarrollo sustentable de la sociedad.

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